AUTOR: Jesús
Rojano. PUBLICADO EL 17/07/2018 Etiquetasevangelización, jóvenes, religión Ref: BOLETÍN SALESIANO (PUBLICADO EN WWW.SALESIANOS.ES)
Hace unos meses fue presentado el último estudio sobre
jóvenes de la Fundación SM, Jóvenes españoles “entre dos siglos”
(1984-2017).
Ahí
leemos que “La religión ocupa uno de los últimos lugares en la escala de las
cosas importantes para los jóvenes (16%). No obstante, un 40% se define como
católico”.
Hay una gran dificultad en la
transmisión de la fe, relacionada con una situación más amplia de transmitir
cualquier tradición. El sociólogo Anthony Giddens la describe
como auténtica alergia a lo que suene a tradicional, que denomina destradicionalización.
Provoca una especie de desconexión de las propias tradiciones sociales y
culturales, especialmente en las generaciones juveniles. Puede verse un
análisis detallado y lúcido de las consecuencias que esa ruptura general en la
transmisión de la tradición cultural tiene en la crisis del cristianismo
occidental en varias obras recientes de la socióloga francesa Danièle
Hervieu-Léger. Esta autora describe lo religioso como un hilo de
memoria que une a cada creyente con sus predecesores, sus coetáneos y
sus sucesores, creando así una memoria colectiva, de cuyo pasado se nutre dicha
comunidad para afrontar el presente y el futuro. Pues bien, según ella las
sociedades europeas occidentales apenas son capaces de conservar el hilo
de memoriaque las une con su pasado religioso.
Esto recuerda a una anécdota
narrada hace años en un diario madrileño. Una profesora de historia del arte
visitaba con alumnos de unos 15-16 años de una población del sur de Madrid el
Museo del Prado, y delante de un conocido cuadro –conocido para la profesora y
para cualquier persona de cultura media- oyó la exclamación de uno de sus
chicos: “¿Y quién es ese pibe con alas y qué está diciendo a esa
piba?”. El pibe con alas era el Arcángel San Gabriel, la
piba, la Virgen María y el cuadro era La
Anunciación de Fra Angélico. Esta anécdota revela el grado
de ruptura con la tradición cultural cristiana de una gran parte de
adolescentes y jóvenes. Una ruptura que se produce más bien en la generación de
sus padres, los que ahora tienen entre 35 y 50 años.
Un documento de los Obispos del
Quebec (Canadá), Proponer la fe a los jóvenes hoy, describía
acertadamente esta ruptura en el río de socialización cristiana así:
la religiosidad cristiana era antes un río que se nutría de varios afluentes
(la familia, la escuela, la parroquia) con cuidada gradualidad. Pero hoy esos
afluentes bajan con poca o ninguna agua.
Así pues, respondemos a la
pregunta del comienzo del artículo. Como dice la socióloga inglesa Grace
Davies, hay bastantes que afirman creer sin pertenecer. Muchos
admiran a Jesús o creen en Dios de manera vaga (algo tiene
que haber, una especie de energía o fuerza…). Incluso bastantes
dicen que rezan a diario a pesar de no creer en un Dios personal. ¿Coinciden
con Wittgenstein, que escribió que “orar es pensar en el sentido de
la vida”? En un sentido amplio (buscar sentido a la vida, ansiar experiencias
de trascendencia, hacerse preguntas últimas) tienen cierto sentido religioso.
Se trata de saber captar dichas preguntas y acompañar esas experiencias, para
dar cauce a nuevas formas de expresar la religiosidad y evangelizarla.
Para más información, consulta
el Boletín Salesiano en: http://www.boletin-salesiano.com
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